Apretado

26 noviembre, 2020

Fuente:
Modern Times Review

PRISIÓN: Se arroja luz sobre el fracaso del sistema penitenciario de Chile cuando 81 reclusos mueren quemados mientras sus familias permanecen tras las puertas cerradas.

El cielo está rojo
Directora: Francina Carbonell
Productoras: Gabriela Sandoval , Francina Carbonell
País: Chile

El cielo está rojo es un documental necesario, pero difícil de ver. También es una historia difícil de explicar. Quizás por eso Francina Carbonell decidió ceñirse tanto a los expedientes judiciales de la investigación del caso sobre el incidente.

Enfocado en el escandaloso juicio por la muerte de 81 reclusos en el incendio de la Torre 5, en la cárcel de San Miguel en 2010, El cielo está rojo revela las infames condiciones de vida de las instalaciones penitenciarias en Chile.

Comenzando la dolorosa procesión de hechos a partir del análisis judicial del incidente, en el cuarto piso de la Torre 5, los muros negros, los pisos inundados y las habitaciones cerradas, sin ventanas y vacías, presagian una catástrofe monumental.

Solo el montaje sonoro tiene ciertas licencias, poniendo a los muertos a gritar entre los vivos con un clamor que pone los pelos de punta. Parece que los fantasmas indignados acechan en la oscuridad.

Una prueba pericial sobre un colchón y unas sábanas realizada por los bomberos nos transporta a la hecatombe que debió ser el incendio dentro de la prisión. El hacinamiento claustrofóbico de decenas de presos que comparten una sola habitación, separados en pequeños grupos por cortinas hechas de mantas, literas y sábanas, acecha lo peor. El fuego voraz lame las literas y en unos segundos, el humo negro se lo lleva todo. Por primera vez, vislumbramos los restos del desastre, solo queda el hierro roído de las literas metálicas. El resto es una chimenea llena de hollín.

Esperando en las puertas

En la madrugada de ese día, decenas de familiares esperan en las puertas del edificio para ponerse al día en la cola y visitar a sus familiares. Los mensajes enviados entre familiares y presos dan buen testimonio, contando el drama desde su inicio.

Los dibujos técnicos de la policía muestran decenas de cuerpos amontonados, tratando de escapar. Pero escapar es imposible para los 81 presos que tuvieron un final indigno. El fuego avanzó tan rápido que en 3 minutos se quemó toda una galería de la prisión. Los bomberos fueron notificados por un preso, pero tardaron en llegar. Tanto es así que los familiares que esperaban afuera rompieron la puerta de entrada tratando de salvar a su amado. Aunque, al final, no pudieron acceder al edificio ni abrir las puertas.

Chile tiene el PIB per capita más alto de Sudamérica , pero su sistema penitenciario tiene deficiencias inaceptables con el hacinamiento del 70% de los internos, que en el penal de San Miguel alcanzaba el 90% al momento del incidente. Las instalaciones podían albergar a 1.100 internos, pero tenían 1961, el número de guardias era claramente insuficiente y su preparación para enfrentar el incendio, totalmente inexistente.

Escándalo

El escándalo fue considerable, los medios de comunicación dieron amplia cobertura al incidente y el debate sobre el estado de las instalaciones penitenciarias en Chile se abrió de par en par, pero los procesos de los tribunales no llevaron a cabo condenas.

No está claro que haya un solo culpable de la tragedia. La insuficiente presencia de la gendarmería y su lenta actuación, los protocolos inadecuados, la formación inexistente, el desorden general, el hacinamiento, la mala praxis política de un problema que se arrastra desde hace años… todos ellos añaden su granito de arena al lamentable trato de presos en Chile. Con el 55% de las cárceles por encima de su capacidad, el desastre de San Miguel era claramente predecible.

No está claro que haya un solo culpable de la tragedia.

Sin entrar en la eficiencia o adecuación de un sistema penitenciario que condena a un niño por vender películas pirateadas a 20 días de existencia hacinada junto a un asesino en serie, la película tiene razones más que suficientes para no enredarse en más discusiones sobre el razonamiento detrás de la los métodos del sistema penal.

Mas allá de la tragedia

El documental, más allá de la tragedia, nos obliga a preguntarnos sobre la naturaleza de la privación de libertad y reclusión. Cuando muchos países ya han entendido que la función de las cárceles debe ser la reintegración y la reeducación, algunos aún mantienen un diabólico juego de poder, justificando al Estado con su fuerza frente a quienes se considera que lo merecen. De alguna manera, es gracias a las poblaciones marginales que escapan a la ley que el Estado justifica su existencia como entidad violenta. Como verdugo. Huir de esta dicotomía requiere un nivel de madurez. Requerirá abandonar algunas de las formas más paternalistas del estado moderno.

Francina Carbonell se introduce en los festivales internacionales con un debut contundente, una trama sólida y un mensaje equilibrado. Explica pero nos permite pensar. Abre los debates pero se abstiene de emitir juicios innecesarios. Se adentra en una pregunta complicada y logra discutir sin agobiar.

El documental, más allá de la tragedia, nos obliga a preguntarnos sobre la naturaleza de la privación de libertad y reclusión.

Hay que destacar, además, la dirección sonora de la mano de Vicente del Pedregal, quien consigue, a través de algunas de las poquísimas licencias narrativas que permite Carbonell en esta película, introducirnos de lleno en la tragedia y ponerse de lado de los presos, humanizar a los deshumanizados, acercar a los que se desprendieron de la sociedad por el lado más feo y recibieron su trato más cruel.